martes, 22 de septiembre de 2009

ANECDOTARIO 100 AÑOS

Entrevista a una Docente que fue Directora en nuestra Escuela


NOMBRE Y APELLIDO: Livia Segretín


Llegué a Blaquier el 23 de Noviembre de 1964, recién casada y me instalé en la Estancia Corrales donde trabajaba mi esposo. Ya hacía 8 años que me había recibido de Maestra Normal Nacional, y el 27 de abril de 1973 comencé a ejercer.

Me desempeñé como preceptora, luego como directora con sección a cargo en el jardín de la localidad. Como directora en la escuela Nº 19 de Pichincha y como maestra en esta escuela, hasta el año 1993, fecha en que la señora Ana María Dumpierres se jubila y por ser la docente de mayor puntaje me asignan la función de directora provisional, cargo que ejercí hasta febrero de 1997, cuando se designa a la Sra. Mónica Alonso, directora cargo al que asciende por concurso, volviendo yo nuevamente al grado, hasta el 1º de mayo de 2005, fecha de mi jubilación.

He tenido muchas y muy buenas docentes junto a mí; durante los primeros años en la escuela Nº 24, trabajé sola con 6 grados a cargo, luego conté con una M.G y una maestra de apoyo.

En la escuela Nº 2 eran 7 secciones más los docentes especiales.

No podría nombrar a ningún maestro en especial pues de todos tengo los mejores recuerdos, siempre me sentí respaldada como directora, y como maestra ya que cuando solicité colaboración me la brindaron con creces, haciendo suyas mis propuestas y muchas veces mejorándolas. No puedo dejar de mencionar al personal auxiliar (cocineras y porteras) quienes siempre estuvieron atentos a desempeñar sus tareas de la mejor manera posible.

Mis recuerdos más pintorescos los conservo de mi paso por la escuela, llamada por los lugareños “15 de Agosto” dada la proximidad con la fábrica lechera de ese mismo nombre.

Por lo que hubo varios años de inundaciones debí con mis compañeras y alumnos realizar verdaderas peripecias para llegar a destino. Recuerdo cierta vez en que yendo en un 4L blanco, me fui a la cuneta, al verme los niños llegaron corriendo chapoteando en el barro y entre todos, con gran esfuerzo lo pudimos sacar…¡¡¡cómo quedamos!!! Después nos daba risa al vernos la facha.

También nos tocó cruzar un campo arado lleno de agua, las botas se hundían y se nos hacía difícil caminar. ¡Qué tiempos aquellos!

Si hoy pudiera hablarles a los niños desde mi condición de docente, les diría que los años escolares van a quedar impresos en sus vidas para siempre y aunque hoy no lo entiendan son sin dudas muy importantes, sus maestros sólo desean lo mejor; cada niño es como una obra de arte y el artista desea que ella sea la más perfecta posible, así cuando un maestro regaña está tratando de mejorar esa obra, trata de construir una autoestima que les permita ser capaces de producir, hacer, realizar y crear para poder insertarse en el mundo social al que pertenecen pero para ello debe contar indefectiblemente con la ayuda y colaboración no sólo de ustedes sino de las familias y de la sociedad en general, pues de otra manera nunca se podrá terminar esa tan ansiada “obra”, y si ella queda inconclusa el futuro de todos los niños que es además el futuro de nuestro país es desgraciadamente muy incierto.



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